Me ha crecido una hermana de los ojos y ahora puedo mirar el horizonte.
–¿El invierno es infinito? - me pregunta.
Mientras, damos de comer a dos palomas que golpean con su pico los cristales.
– No me encuentro la sombra y me duelen los dientes de masticar tinta.
Me ha crecido una hermana de los ojos y ha amanecido.
La noche duraba más de un sueño y, a veces, dolía en la boca y en los párpados.
– ¿Podré quedarme contigo?
Me ha crecido una hermana de los ojos y ya no veo la muerte.